Nuestros Viñedos

En la Reserva Biosfera de Urdaibai.

La influencia del «Terroir»

La interacción entre la planta, la tierra, la naturaleza y el ser humano.

El terroir es un elemento intangible que dota al vino de alma y personalidad.

Situados a 240 metros de altitud se encuentran nuestros viñedos, donde se pueden contemplar múltiples expresiones de la naturaleza. Unas del mar Cantábrico hasta cabo Higer en los confines de los Pirineos, otras, de diversas cresterías Gipuzkoanas, y cerrando el círculo, los cercanos y familiares montes Ereñozar, Atxarre y el bocinero Sollube.

Su ubicación reúne las cualidades necesarias para producir uvas de gran calidad, componente esencial para la obtención de un buen txakoli. En un pequeño alto, soleado, a poca distancia de la mar, orientado al sur, con una leve pendiente, se asienta la variedad autóctona Hondarrabi Zuri acompañada de Chardonnay y Riesling.

Nuestras vides crecen en suelos medianamente profundos, donde sus raíces se van ramificando y abriéndose paso por un primer anfitrión de materia orgánica, para a los pocos años, abrazar la “arbela”, que dotará a la uva de una peculiaridad diferenciadora.

Les alberga una campiña de suave desnivel, orientada al sol del mediodía y donde son acariciadas por la brisa de la mar, recién surgida de la “kresala” elaborada entre Punta Ermintxo y Ogoño, y que protege a los viñedos, haciendo un lugar incómodo para que se asiente la humedad ambiental que nuestro clima atlántico provoca.

Esta vecindad con la mar, también ofrece a nuestros viñedos privilegios para que su maduración transcurra lenta, sin brusquedades, dotándoles de suaves temperaturas.